Alimentación y Objetivos para el Desarrollo Sostenible

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El 16 de octubre de cada año la FAO celebra el Día Mundial de la Alimentación, creado con el propósito de concientizar en todo el mundo sobre el problema alimentario global y promover la lucha contra la malnutrición. Se quiere hacer llegar el mensaje a nivel mundial de que la lucha contra con la malnutrición es de vital importancia, y que todos podemos desempeñar un papel importante. * por Samuel García – Punto Saludable

La Agenda 2030 para el desarrollo sostenible de las Naciones Unidas, compromete a todos los gobiernos a actuar a favor de cambios universales e integrados que permitan poner fin al hambre y a la malnutrición. Los gobiernos promueven los esfuerzos para alcanzar los 17 Objetivos de desarrollo sostenibles (ODS).

La malnutrición (que incluye varias formas de desnutrición, así como el sobrepeso y la obesidad) afecta la productividad de las personas lo que, a su vez, disminuye el crecimiento nacional. En este sentido, la malnutrición representa un obstáculo invisible para el logro exitoso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La buena nutrición no es solo un producto del desarrollo, sino también la semilla que posibilitará el desarrollo futuro.

La malnutrición, es consecuencia de la ausencia de alimentos nutritivos y seguros, más múltiples factores interrelacionados que vinculan salud, cuidados sanitarios, educación, agua, saneamiento e higiene, acceso a alimentos y recursos, empoderamiento de las mujeres y más.

Si bien la ambición de «terminar con el hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición, y promover la agricultura sostenible» se ve reflejada en el ODS 2, al menos 12 de los 17 objetivos contienen indicadores que son sumamente relevantes para la alimentación.

CONTEXTUALIZACIÓN

La malnutrición en todas sus formas – la desnutrición, las deficiencias de micronutrientes, la obesidad y las enfermedades no transmisibles (ENT) relacionadas con la dieta – impone altos costos económicos y sociales. Es uno de los mayores impedimentos para el desarrollo humano y nacional. La malnutrición afecta negativamente al crecimiento físico y al desarrollo cognitivo de los niños y jóvenes, disminuyendo las capacidades y el potencial de los individuos y de las comunidades.

Los costos económicos y sociales de la malnutrición en la economía global son muy altos, generan pérdida de productividad y el aumento de gastos directos de atención médica.

Las causas inmediatas de la malnutrición son complejas y multidimensionales. Incluyen la insuficiente disponibilidad y acceso a alimentos inocuos, variados, y nutritivos; la falta de acceso al agua limpia y al saneamiento, y servicios de salud inadecuados; y las prácticas de alimentación infantil inadecuadas. Las causas profundas de la malnutrición son aún más complejas y abarcan el entorno económico, social, político, cultural y físico global.

Las tendencias en las economías y las sociedades están alterando las maneras con las que las personas producen, procesan, adquieren y consumen alimentos. Las cadenas de suministro de alimentos están cambiando en muchos aspectos. Cambios en los patrones de actividad y de dieta, especialmente en los países en vías de desarrollo, han contribuido a la “transición nutricional” en que los países se enfrentan simultáneamente a crecientes niveles de obesidad asociada con el consumo excesivo, mientras que siguen contendiendo con los problemas de desnutrición (tanto de subalimentación en términos de energía alimentaria como en deficiencias de micronutrientes). No es raro que la desnutrición y la obesidad coexistan en un mismo país, hogar o individuo, una situación conocida como las múltiples cargas de la malnutrición. Esta situación apunta claramente a un fallo en la obtención de alimentos adecuados para aquellos que los necesitan cuando los necesitan.

Los problemas de calidad y seguridad alimentaria representan otro gran desafío para la alimentación saludable. Para muchos países en desarrollo, los sistemas nacionales de control de los alimentos no son adecuados – la infraestructura es débil, las leyes y reglamentos para los alimentos no están actualizados, y la capacidad institucional para hacer cumplir las normas es insuficiente.

Los sistemas alimentarios – los recursos, personas, instituciones, procesos y el entorno con los que se producen, procesan, almacenan, distribuyen, preparan y consumen los alimentos – determinan la cantidad, así como la calidad del suministro de alimentos en términos del contenido nutricional, variedad e inocuidad. La agricultura entendida en su sentido amplio (producción agrícola y ganadera, pesca y silvicultura) y el agua potable son la base de los sistemas alimentarios.

¿QUE TENEMOS QUE HACER?

Estas causas multidimensionales requieren acciones integradas en todos los sectores para hacer frente al desafío de la malnutrición. Se necesita mejor coherencia, alineación, coordinación y cooperación política entre los sectores de la alimentación, la agricultura, la salud y otros.

La erradicación de la malnutrición y sus consecuentes costos sociales y económicos debe comenzar con la agricultura y los sistemas alimentarios. El papel de la agricultura en la producción de alimentos, la generación de ingresos y su papel directo en la mejora de la alimentación merece una mayor atención política.

Para ser efectivos en la mejora de la nutrición, los programas y políticas de alimentación y agricultura deben incorporar objetivos nutricionales e indicadores, fortalecer la coordinación con otros sectores, ser sensibles a los papeles de género, en especial al papel de las mujeres en la nutrición del hogar y en el cuidado de los niños.

La sostenibilidad es el núcleo de la agenda de la alimentación, ya que debemos garantizar la seguridad alimentaria y una buena nutrición para todos, hoy y mañana.

Para garantizar la inocuidad y calidad de los alimentos, hay que impulsar normas. Se deben construir los medios necesarios para asegurar un suministro adecuado de alimentos inocuos y de buena calidad. Sin embargo, la calidad de los alimentos y los objetivos de inocuidad sólo se pueden realizar si las estrategias, dentro de marcos jurídicos adecuados, están respaldadas por planes de inversión sólidos.

Los programas de protección social, asociados con la educación nutricional, y diseñados para promover la vida saludable, pueden facilitar el acceso a los servicios básicos y desempeñan un papel clave en la mejora de los resultados nutricionales. Hay que empoderar al consumidor a exigir alimentos accesibles, nutritivos y saludables.

CONCLUSIONES

La malnutrición en todas sus formas genera altos costos económicos, sociales y de desarrollo humano para los individuos, los hogares, las comunidades y los países.

Para mejorar la alimentación se necesitan políticas y estrategias multisectoriales con el apoyo de una coordinación eficaz.

Los sectores de la industria alimentaria y de la agricultura tienen la función principal de alimentar a las personas mediante el aumento de la disponibilidad, accesibilidad, y el consumo de alimentos variados, inocuos y nutritivos, siempre priorizando la salud de los seres humanos, sobre las conveniencias económicas.

La contribución de la agricultura y los sistemas alimentarios puede ser mejorada estableciendo objetivos explícitos, en relación a la sostenibilidad del medio ambiente.

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